¿Por
qué en el mundo que vivimos cada vez confiamos menos en la gente que nos rodea
y nos quiere? ¿Realmente nos estamos convirtiendo en seres sin sentimientos,
aferrados a nuestra única “cuerda” sin llegar a pararnos lo que nos dicen los
demás?
Lo
que quiero deciros es que, por suerte, no vivimos solos en este mundo, y por
muy solos que nos encontremos en momentos determinados, siempre habrá alguien
que nos puede ayudar, sólo está en nuestras manos pedir ¡ayuda! Y seguro que “algo”
o alguien nos responde con solidaridad.
Con
relación a esto, os dejo otra de estas historias tan reflexivas de gran Jorge
Bucay denominada: “El Alpinista Y La
Cuerda”
El Alpinista Y La
Cuerda
Cuentan que un alpinista, desesperado
por conquistar una altísima montaña, inició su travesía después de años de
preparación, pero quería la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.
Empezó a subir y se le fue haciendo
tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir
subiendo, y oscureció.
La noche cayó con gran pesadez en la
altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero
visibilidades, la luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a solo
unos pocos metros de la cima, se resbaló y se desplomó por el aire, cayendo a
velocidad vertiginosa. El alpinista solo podía ver veloces manchas oscuras y la
terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo... y en esos
angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no
tan gratos de su vida.
Pensaba en la cercanía de la muerte,
sin embargo, de repente, sintió el fortísimo tirón de la larga soga que lo
amarraba de la cintura a las estacas clavadas en la roca de la montaña.
En ese momento de quietud, suspendido
en el aire, no le quedó más que gritar: ¡¡¡AYÚDAME DIOS MIO¡¡¡
De repente, una voz grave y profunda
de los cielos le contestó:
-¿QUE QUIERES QUE HAGA?
- Sálvame Dios mío
- ¿REALMENTE CREES QUE YO TE PUEDA
SALVAR?
- Por supuesto Señor
- ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE
SOSTIENE...
Hubo un momento de silencio; el
hombre se aferró más aún a la cuerda.
Cuenta el equipo de rescate, que al
otro día encontraron a un alpinista colgando muerto, congelado, agarradas sus
manos fuertemente a la cuerda... A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO...
Jorge Bucay
¿Y
tú que tan aferrado estas a tu cuerda? ¿Te soltarías?
Jesús Merino García
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